¿Qué pasó con el elefante al que le administraron 300 mg de LSD como parte de un experimento científico?

¿Qué pasó con el elefante al que le administraron 300 mg de LSD como parte de un experimento científico?

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elefante en lsd

El elefante Tusko fue recientemente honrado en un homenaje por parte de Guinness World Records, el depósito oficial de asombrosas hazañas humanas y extremos del mundo natural. Tusko, un elefante indio macho del zoológico de Oklahoma City, murió como resultado de un triste experimento con una dosis extremadamente alta de LSD realizado con fines científicos a principios de los años 1960.

Durante los 1950 y 1960, investigadores investigaron los efectos del LSD en animales como delfines y gatos, con objetivos como el control mental y la mejora de la comunicación animal en mente. A principios de la década de 1960, un equipo de investigadores tomó la imprudente decisión de administrar una enorme dosis de LSD a Tusko, un elefante toro hormonal, lo que culminó en una conclusión desastrosa.

La desaparición de Tusko puso de relieve la difícil situación de los animales sometidos a cuidados y experimentación inadecuados. A pesar del desafortunado final de su vida, Tusko consiguió un lugar en el Libro Guinness de los Récords. Otros casos de dosis extremas de LSD incluyen un caso notable ocurrido en septiembre de 2015, donde una mujer ingirió involuntariamente 55 mg de LSD, 550 veces la dosis estándar. En el caso de Tusko, el elefante recibió la asombrosa cantidad de 3,000 veces la dosis normal de LSD.

En un breve lapso de hora y media, y después de que le administraran múltiples dosis de barbitúricos para contrarrestar los efectos de la sustancia psicodélica, Tusko sucumbió al experimento.

Una apuesta desesperada por el control mental y sus impactantes consecuencias

En la turbulenta década de 1960, un Se desarrolló un experimento inquietante mientras los investigadores buscaban aprovechar el control mental. mediante la administración de una dosis sin precedentes de LSD a Tusko, un elefante toro hormonal. Concebido por los psiquiatras Dr. Louis Jolyon West y Dr. Chester M. Pierce, junto con el director del zoológico Warren Thomas, el experimento tenía como objetivo explorar los efectos del LSD en animales para posibles aplicaciones en la comunicación y el interrogatorio. Sin embargo, el trágico desenlace reveló rápidamente las graves consecuencias de inyectar a Tusko una dosis 3,000 veces mayor que la cantidad recreativa humana normal, lo que provocó una muerte rápida y angustiosa en tan solo 80 minutos.

La inclusión de Tusko en los Récords Mundiales Guinness sirve como un conmovedor recordatorio de los dilemas éticos que rodean las medidas científicas extremas. Más allá de conmemorar una vida perdida, el experimento destaca cuestiones más amplias sobre el bienestar animal, las prácticas éticas de investigación y las responsabilidades éticas inherentes a la exploración científica. Recordar a Tusko nos impulsa a reflexionar sobre los límites éticos que deben mantenerse en la búsqueda del conocimiento, enfatizando la necesidad de salvaguardias estrictas para evitar la recurrencia de episodios tan angustiosos.

El Experimento

A partir del 3 de agosto de 1962 (algunos relatos sugieren que fue 1963), los investigadores iniciaron un procedimiento que implicaba la dosificación de un elefante. Durante este desafortunado experimento, se inyectaron a Tusko unos sustanciales 300 mg de LSD.

Dres. West y Pierce intentaron inducir a Tusko a un estado conocido como "musth", caracterizado por un aumento hormonal agresivo en los elefantes macho, que los lleva a secretar un líquido pegajoso entre las orejas. Este estado es crucial para la reproducción de los elefantes, ya que los niveles de testosterona aumentan hasta 60 veces la cantidad normal.

El escritor de Guinness World Records, Sanj Atwal, relata: “Usando un disparo de dardo en su nalga derecha, a Tusko le inyectaron 297 miligramos de la droga alucinógena LSD. Casi 3,000 veces mayor que la dosis recreativa humana normal, esta sigue siendo la dosis única más importante de LSD jamás administrada”.

Concebido por los psiquiatras Dr. Louis Jolyon West y Dr. Chester M. Pierce, junto con el entonces director del zoológico de la ciudad de Oklahoma, Warren Thomas, este ambicioso complot se desarrolló en medio de una ola de experimentos de control mental realizados por agencias gubernamentales.

Sin embargo, el experimento dio un giro trágico.

Cinco minutos después de la inyección, Tusko tronó una vez, se desplomó y defecó. Posteriormente, experimentó una convulsión grave, con los ojos vueltos hacia atrás y cerrados, piernas rígidas, morderse la lengua y dificultad para respirar. Desafortunadamente, el elefante no tardó mucho en sucumbir.

"A una dosis casi 3,000 veces mayor que la dosis humana de 25 miligramos, la reacción de Tusko no fue sorprendente: bramidos, comportamiento errático y un ataque paralizante", señala Atwal. "A pesar de que se le administraron grandes dosis del antipsicótico clorhidrato de promazina y del barbitúrico pentobarbital sódico, Tusko murió después de 80 minutos, marcando la fatalidad resultante de la mayor dosis de LSD jamás administrada".

Durante los años 60, los experimentos financiados por la NASA realizados por John C. Lilly implicaron inyectar LSD a delfines. En 1977, los investigadores administraron a los gatos una dosis similar de la sustancia alucinógena.

Atwal también destaca el lado más oscuro del Dr. West, describiéndolo como un “científico malvado” involucrado en el Proyecto MKUltra, un programa ilegal de la CIA centrado en experimentar con lavado de cerebro, tortura psicológica y extracción de confesiones de personas durante los interrogatorios.

Experimentos de LSD patrocinados por el gobierno

A partir de 1953, la La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) inició el Proyecto MKUltra, una aventura en la experimentación de drogas en humanos con alucinógenos. El objetivo principal era desarrollar métodos e identificar sustancias que pudieran emplearse durante los interrogatorios para obtener confesiones. La CIA pretendía crear sueros de la verdad más potentes.

Sanj Atwal detalla: “Estos métodos abarcaban privación sensorial, hipnosis, aislamiento, abuso sexual, administración clandestina de drogas psicoactivas y varias otras formas de tortura”. Un experimento notable supervisado por el Dr. West ocurrió en 1959, en el que el DJ de radio Peter Tripp intentó batir el récord de mayor tiempo sin dormir. Tripp soportó ocho días y nueve horas sin dormir, lo que le provocó un deterioro mental temporal que los médicos denominaron "psicosis nocturna".

Posteriormente, el alcance de la experimentación con fármacos se amplió para incluir animales, como lo ejemplificó el experimento de Tusko.

Tras el incidente de Tusko, el Dr. West continuó su colaboración con la CIA, según informó Guinness World Records. En 1963, asumió el papel de psiquiatra de Jack Ruby, el individuo que mató a Lee Harvey Oswald dos días después de que Oswald supuestamente asesinara al presidente John F. Kennedy. El Dr. West propuso interrogar a Ruby bajo la influencia de tiopental sódico e hipnosis para extraer la verdad.

En una trayectoria diferente, el Dr. Pierce se convirtió en el presidente fundador de Black Psychiatrists of America. Abordó activamente cuestiones de racismo en Estados Unidos y acuñó el término “microagresión”.

Este inquietante capítulo de la historia culminó con un final apropiadamente inquietante: el trágico experimento realizado a expensas de un raro elefante indio.

Resumen Final

El trágico experimento con Tusko, un elefante al que se le administró la mayor dosis de LSD jamás realizada, sigue siendo un sombrío recordatorio de los dilemas éticos en la exploración científica. Conmemorada por el Libro Guinness de los Récords, la historia de Tusko arroja luz sobre las consecuencias de las medidas extremas en la búsqueda del conocimiento, lo que suscita una reflexión sobre las responsabilidades inherentes a las prácticas de investigación. Como recordamos a Tusko, se vuelve imperativo defender los límites éticos e implementar salvaguardias estrictas para evitar la recurrencia de episodios angustiosos en la búsqueda de comprensión.

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