La campaña gana impulso para revocar la ley ejecutiva de inteligencia artificial de Biden

La campaña gana impulso para revocar la ley ejecutiva de inteligencia artificial de Biden

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En un choque político, los cabilderos tecnológicos, los legisladores republicanos y los grupos conservadores están intensificando sus esfuerzos para desmantelar aspectos clave de la orden ejecutiva del presidente Joe Biden sobre inteligencia artificial (IA).

Esta orden, aprovechando la Ley de Producción de Defensa (DPA), obliga a las empresas de tecnología a revelar detalles sobre proyectos avanzados de IA al Departamento de Comercio. La medida, considerada una extralimitación por los críticos, ha provocado un acalorado debate sobre la autoridad ejecutiva y el futuro de la regulación de la IA en Estados Unidos.

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El controvertido uso de la ley de producción de defensa

La Casa Blanca, bajo la directiva de Biden, ha empleado la Ley de Producción de Defensa, una ley con amplios poderes, para regular el sector de la IA en nombre de la seguridad nacional. Los críticos, entre ellos el senador Mike Rounds y la asociación de comercio tecnológico NetChoice, ven esto como un mal uso de la DPA, argumentando que la situación de la IA no constituye una emergencia nacional. Esta interpretación de la DPA, afirman, se desvía de su propósito original y representa una extralimitación del ejecutivo.

Sin embargo, los presidentes anteriores han invocó el DPA por varias razones no relacionadas con la guerra, incluidos los esfuerzos de Donald Trump y Joe Biden para acelerar la respuesta federal al COVID-19. Sin embargo, la decisión de la administración Biden de seguir el desarrollo de la IA en el marco de la DPA ha encontrado la oposición de los cabilderos tecnológicos que argumentan que sofoca la innovación y viola la autoridad ejecutiva.

Por otro lado, la De la Casa Blanca se ha abstenido de comentar las razones específicas para utilizar la DPA en este contexto. Ben Buchanan, asesor especial de la Casa Blanca sobre IA, defendió el enfoque, enfatizando las preocupaciones de seguridad nacional que rodean a la IA. El Departamento de Comercio describió la orden ejecutiva como un ejercicio de recopilación de información para comprender las prácticas en torno a modelos avanzados de IA.

La reacción jurídica y política

Los cabilderos tecnológicos y los expertos legales han indicado posibles desafíos legales a la orden ejecutiva, previendo una “rápida reprimenda de los tribunales”. Si bien sigue siendo incierto si el Congreso reformará el estatuto de defensa, la oficina del senador Ted Cruz está explorando reformas de la DPA como un medio para limitar el alcance de la orden ejecutiva sobre IA. El líder republicano del Senado, John Thune, también está trabajando con Cruz y otros para frenar la autoridad de la DPA en la creación de protocolos de entrenamiento y pruebas de IA.

Del mismo acuerdo, la Fundación Estadounidenses para la Prosperidad, una organización sin fines de lucro fundada por los hermanos Koch, presentó dos solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información y una pleito contra el Departamento de Comercio. Exigen registros de la agencia relacionados con la DPA y la inteligencia artificial. El grupo pretende presionar al Congreso para que permita que la ley de defensa caduque o implemente reformas significativas para evitar lo que consideran un mal uso de la DPA por parte de la Casa Blanca.

El Tribunal Supremo también es un factor en el debate, ya que sopesa una demanda vinculada a la red Koch. Si bien el caso está relacionado con las reglas de pesca, su resultado podría afectar la deferencia de Chevron, que permite a las agencias federales interpretar leyes ambiguas. Es en este sentido que la importancia de la orden ejecutiva sobre IA se vuelve crítica, ya que su cumplimiento de los objetivos regulatorios dependerá de las acciones de las agencias federales.

Implicaciones para la seguridad y la innovación de la IA

Oposición a la Administración de Biden Las tácticas revelan una postura dura para incorporar estándares de seguridad de IA en medio de desacuerdos políticos más amplios sobre la regulación de la empresa privada. La situación ilustra lo complicada que es para el gobierno navegar por la tecnología emergente, la seguridad nacional y la política regulatoria.

Mientras el Congreso lucha por aprobar regulaciones relacionadas con la tecnología, la DPA ofrece una oportunidad única para que el gobierno aborde las preocupaciones sobre la IA. Sin embargo, este enfoque está plagado de controversias y obstáculos legales, lo que refleja la lucha más amplia por equilibrar la innovación con la supervisión en el panorama de la IA en rápida evolución.

El debate en curso plantea una pregunta fundamental: ¿Cómo puede Estados Unidos regular eficazmente la IA para garantizar tanto la seguridad nacional como el avance tecnológico sin sofocar la innovación? La resolución de este problema tendrá implicaciones de gran alcance para el papel de la IA en la sociedad y la naturaleza de la intervención gubernamental en la industria tecnológica.

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