El tiempo en tiempos de guerra: la importancia de la meteorología británica en la Segunda Guerra Mundial

El tiempo en tiempos de guerra: la importancia de la meteorología británica en la Segunda Guerra Mundial

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El clima puede tener un impacto significativo en el transporte y las operaciones de todo tipo, especialmente en el mar o en el aire. Esto lo convierte en un campo de estudio de gran importancia, especialmente en tiempos de guerra. Si tiene alguna curiosidad sobre cómo se recopilaba y manejaba este tipo de información en la época anterior a los satélites y los modelos informáticos, este artículo sobre meteorología de la Segunda Guerra Mundial Seguro que despertará tu interés.

Las condiciones meteorológicas eran datos valiosos y el tiempo previsiones más aún. Ambos requerían datos, que dependían de operadores humanos para leer los instrumentos y transmitir sus lecturas.

El principal método para conocer las condiciones meteorológicas en los océanos es persuadir a los buques mercantes para que informen periódicamente de sus observaciones. Esto es cierto incluso hoy en día, pero hoy en día también contamos con el beneficio de cosas como la tecnología satelital. A mediados del siglo XX no existía tal cosa, y el estallido de la Segunda Guerra Mundial (incluida la clasificación de los datos meteorológicos como información secreta debido a su valor) significó que se necesitaban nuevas soluciones.

Los aviones de la Royal Air Force (RAF) necesitaban especialmente datos precisos y en aquel momento había poca o ninguna comprensión de la atmósfera superior. Finalmente, los aviones realizaron incursiones regulares de 10 horas, registrando lecturas detalladas que sirvieron para proporcionar datos sobre las condiciones climáticas al otro lado del Atlántico. Las lecturas fueron registradas, codificadas con cifrado de libreta de un solo uso (OTP), luego se transmitió por radio a la base donde se crearían y actualizarían los gráficos cada pocas horas.

El valor de los datos precisos y la comprensión precisa de las condiciones y de cómo podrían cambiar quedó sombríamente ilustrado en un desastre llamado Noche del Gran Viento (24-25 de marzo de 1944). Los pronósticos predijeron vientos no superiores a 45 mph, pero los bombarderos aliados enviados a Berlín quedaron destrozados cuando encontraron vientos de más de 120 mph, lo que provocó la pérdida de 72 aviones.

Los tipos de datos registrados para monitorear y modelar el clima son casi idénticos a los de las estaciones meteorológicas modernas. La principal diferencia es que antes los instrumentos eran leídos y monitoreados por seres humanos, mientras que hoy podemos confiar más en lecturas y transmisiones electrónicas que no necesitan intervención humana.

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